martes, 8 de noviembre de 2011

Iniciación al bonsái

Es verdad que hay muchas formas de empezar en este mundillo que termina enganchando, pero normalmente la evolución de todo aficionado es similar.
Un ejemplo: Llega la navidad. En todos los centros comerciales se ven pequeños arbolitos del mismo corte que llaman mucho la atención. Pasamos por al lado: “¡Oh! ¡Qué cosa más simpática! Pues no vale tanto…hummmm… me llevo uno!” Una vez en casa te surgen aquellas dudas - ¿Y ahora qué hago con esto?- Éste es el momento en el que comenzamos nuestro camino por la web, viendo maravillosos árboles que tanto enamoran y viendo evoluciones de muchos “foreros” que en décadas de andadura han conseguido modelar un “bicho” en condiciones”. Es aquí cuando comienza tu viaje en este mundillo.
Relato mi breve historia y veréis como muchos coincidiréis en estas 5 fases:
Mi inicio llega antes incluso que la compra de arbolitos en los centros comerciales…
Caminaba yo un verano en compañía entre huertas de todo tipo contemplando maravillas culinarias en potencia, cuando divisamos una morera, propiedad de mi acompañante. Me invitó a comer unos cuantos frutos  del árbol… Ñam, ñam…  vaya, que cosa más rica –pensé-  Estas son las pegas de vivir en un pisito de ciudad… Ni lechugas frescas ni fruta recién recolectada... ¿Cómo podría yo arreglar esto? Es ahí cuando recuerdas a tu difunto abuelo cortando ramas del geranio y replantándolos en otros tiestos creando una nueva planta, mientras, recuerdas también aquella excursión a un vivero en 3º de EGB donde contemplaste por primera vez aquella imagen impactante de un árbol plantado en una maceta.
Mezclo ideas… reproducción a partir de una planta madre...  árbol en maceta…. ¡Tate! puedo reproducir mi propio árbol a partir de ramitas de la morera y tenerlo en mi casa en forma de bonsái. Acabo de entrar en la primera fase en la afición al bonsái.

-Fase 1- Esquejes y semillas
Desde el desconocimiento y con toda la buena intención del mundo corto 3 ramitas tan anchas como las cuerdas de una guitarra y las guardo en una bolsita para que se mantengan frescas hasta que regreso a mi casa.
Llego. Relleno una maceta de sustrato universal.  Pincho los palitos y me quedo más ancho que largo.

¿Y ahora qué? Lo que hemos dicho antes... Empezamos a mirar por la red información sobre este procedimiento de multiplicación que acabamos de aprender que se llama “por esqueje”. Mientras, los días pasan y nuestros esquejes van muriendo… claro, si es que eran ramitas  muy delgadas - pienso intentando auto convencerme…
Intentémoslo otra vez. Ya me ha picado el gusanillo y quiero sacar un arbolito adelante. Salgo  a la calle, al campo, al monte y todos los arboles me gustan… todo parece susceptible de reproducirse por esqueje para crear nuestro bonsái. .. Además, leemos aquello de la satisfacción de empezar un bonsái desde semilla. Como no podía ser de otra manera…plantamos unas cuantas también…
Pasa el tiempo y nos encontramos con esto…


Tenemos el patio, terraza, balcón o ventanas de nuestra casa llenos de palos pinchados en macetas… ¡Qué barbaridad!  Cuanto bonsái voy a tener,-pienso, mientras sigo leyendo fichas de árboles e información sobre esquejes, donde parece que no hago las cosas del todo bien... bah, eso es solo teoría –me digo para mi desde la ignorancia..
Pero pronto veo que no es oro todo lo que reluce... no todos los arboles son los más aptos para bonsái. -Vaya... hay que descartar alguno... -  Además notamos cómo poco a poco que vamos teniendo bajas en los palos que hemos pinchado. -¿Cómo es posible? Si esto debería de funcionar!
Parece ser que aquello que hemos leído sobre la época de esquejado no es simple teoría y además que la importancia de los sustratos no es solo relativa, es decir, sin comerlo ni beberlo hemos aprendido nuestra primera lección sobre el bonsái: hay que respetar los ciclos  estacionales y hacer cada cosa en el momento que corresponde. El resto es tiempo y árboles perdidos…
Las semillas sí que han germinado...



el tiempo pasa tan rápido como el desengaño.. .¿como voy a hacer yo un bonsái de esos tan elegantes como los de la “kokufu” si esto apenas ni crece ni padece? Pasa el tiempo y sabes más teoría que práctica. No tienes donde experimentar. ¿Pinzar? ¿Defoliar? ¿Estilos? ¿Aqui?
Lo mires por donde lo mires a esto le quedan años de cultivo para poder empezar a hacerse algo. Algo que nunca será un gran bonsái...  será un arbolito entrañable,  quizá sea tu favorito… pero nunca será un bonsái de libro.
Es éste el momento en el que se nos empieza a iluminar la mirada cuando vemos los bonsái de los centros comerciales… ¡Peligro! Nos acercamos a la segunda fase.
-Fase 2- Comprar un bonsái en un centro comercial
¿Y por qué no esperar a que crezca mis semillas mientras tenemos un arbolito con el que poder aprender a observar, pinzar, podar, transplantar, abonar, regar…  y de paso obtener directamente el bonsái que es lo que pretendíamos?
Pues si, llega navidad. Ya han sacado los stands de los bonsáis... Especies fuertes, géneros menos fuertes... Pero todos ellos con algo en común y es que la mayoría son las especies mal llamadas  “de interior”. Que sí, que lo aguantan (algunas) pero que no es lo idea.  Son árboles, descuidados, con sustratos que se encharcan,  con su cuerdecita en el agujero de drenaje para que chupe el agua de la bandeja en la que los tienen mal puestos, pero aún así… los vemos perfectos. Hacemos caso a lo leído con respecto a las especies más fuertes: ficus y olmos... y nos decantamos por uno de ellos. En mi caso este ficus



Y sí. Es cierto. Son fuertes. Desde entonces lo he tenido dentro de casa al principio (desconocimiento) y luego en el exterior pasando inviernos incluso a temperaturas de -2ºC. Lo he tenido sin abonar, lo he trasplantado, pinzado, defoliado... vamos, que ha sufrido todo tipo de novatadas y perrería. Aún así vive y se le ve más fuerte que el día que lo adquirí…
Bien… tenemos plantitas de semilla, y un bonsái ya “formado”… ains… que dilema… -pienso-  yo he leído formaciones de otros compas de afición ¿Y yo? ¡Pues yo también!  Me adentro en la tercera fase..

-Fase 3- Arboles y plantones de vivero

Ohhh…  un vivero, cuanto árbol junto... cuanto material... que guay… jo... he leído tantas fichas que conozco montón de especies… me gustan todas…
Que guay los Cercis en la calle... con esas flores... jo quiero uno… ¡Anda! ¡Si los tienen! ¡Para casa!


Ains... los palmatum…  que bonitos son esos bonsáis… si encima soy capaz de formarlos desde un plantón... Uy... si también los hay… no se hable más…. ¡Para casa!

Y así hasta que te encuentras con unos cuantos en casa.
Lo cierto es que en esta fase las especies nos gustan no por sus características en sí, sino porque en un momento dado hemos visto una foto por internet de la variedad en cuestión con un diseño que nos ha impactado y nos ha enamorado de tal manera que pensamos que simplemente por el hecho de comprar ese mismo género obtendré ese mismo árbol.
Nada mas lejos de la realidad… Lo primero… trasplantamos  a otra maceta en akadama... que es el nuevo sustrato que hemos conocido para bonsái… y le cortamos las raíces que no son radiales, las que van para abajo y demás… el miedo hace que no nos pasemos demasiado…
Le metemos un corte de prácticamente todo el árbol quedándonos con un tocón… pensando en que rebrota de abajo sin tener en cuenta la especie. ¿En que nos basamos? - es que... yo… lo he visto en internet…- gran argumento. Eso sí, ponemos mástic tapando las heridas... muy profesionales nosotros…
Total que llega la primavera... y algunos brotan sin fuerza... otros han retirado la savia y han  brotado solo hijuelos… y alguno sí fuerte y por donde debía. La primera en los dientes, pero hemos aprendido otra cosa nueva: Hay que tener en consideración la especie para realizar esas podas drásticas y además cerciorarnos de que el árbol está bien abonado la temporada anterior, asegurándonos también de que haya yemas latentes cerca de la punta donde cortamos.
Pasa el tiempo, las ramas crecen, se ve fuerte, imaginamos estilos… ains…  algo falla… ¡si el tronco no engorda!, es mas... ¡se ve que es un árbol joven!
Acudes a exposiciones de bonsái, ves fotos por internet… joe.. ¿Cuántos años tendrán esos pedazos de mostrencos? ¡¡¡Vaya calibre!!!
Empezamos a entender conceptos como nebari, tachiagari, el movimiento del árbol, el equilibrio, la conicidad… ¿Consecuencia? Donde antes veíamos un árbol que nos entusiasmaba, ahora vemos un palo sin gracia, mucho camino por recorrer y poco definido, pues prácticamente hay q reformarlo al completo.
Es éste el momento en el que empezamos a ver mercadillos con arboles con potencial, o acordarnos de esos familiares y amigos con terrenos asilvestrados en los que crecen arboles…
Efectivamente. Hemos llegado a la siguiente fase.
-Fase 4- Acodos y recuperaciones.
Resulta que instintivamente, hemos empezado a mirar la base de los arboles que vemos por calles, parques montes y demás… ¡Solo buscamos potencial…  y muchas veces lo encontramos aunque no exista… tu mente te empieza  a contar cosas “¿te acuerdas de aquel árbol que exponían en la kokufu?” ¡Menudo tarugo! Ahora nos gustan los árboles gordos como las patas de los elefantes… me gusta ese... y aquel… Ains… difícil decisión.
Lo primero: Hemos trasplantado plantones  de vivero, sí. Es una experiencia, sí. Pero es cierto también que no es lo mismo un árbol de vivero que los arboles crecen en maceta con lo cual las raíces se compactan que intentar sacar algo del monte donde las raíces se extiendan libremente tanto a lo ancho como en profundidad. A todo esto hay que sumar, que un árbol no se puede sacar de cualquier lado, ni sin los permisos pertinentes, teniendo en cuenta también las especies que son protegidas.
En mi caso, he acudida a obras de carreteras o similares, donde levantan centenares de ejemplares.. Autenticas salvajadas contra el medio ambiente, pero que tiene su lado positivo para nuestra afición, ni kit de recuperación di leches en vinagre. Buscas entre los escombros que seguro que hay algo recién sacado que pueda merecer la pena. Es cierto que casi siempre vienen mal arrancados, o raspados , con heridas y otros desperfectos, hay q tener en cuenta que se trata de levantar el suelo y el operario no tiene que tener miramientos por algo que va a terminar en una escombrer. Cabe la opción de visitar antes el lugar y recuperarlo tú mismo siempre y cuendotengas los medios oportunos.
Otra alternativa es la de buscar los ejemplares por sitios donde sean más adecuados en cuanto a las características de crecimiento para lo que nos concierne, como comento antes, con los permisos pertinentes. Lo cierto es que el yamadori es un proceso de obtención polémico que en este artículo no viene al caso.
El otro método de obtención de ejemplares de interés sería mediante acodo de una rama determinada de algún árbol de interés, por un sitio concreto que tenga unas características óptimas que establezcan una estructura básica buena para la formación del bonsái.
Finalmente otro grupo de personas se decanta en esta fase por acudir directamente a algún tipo de mercadillo online  o tiendas especializadas en busca de algún prebonsai, pero con cierto nivel de exigencia en cuanto a potencial se refiere.
Si la recuperación nos sale bien... tenemos ya ese ejemplar en potencia que tanto deseábamos... probablemente también, con mucho trabajo por delante pero con una formación más definida... pero aun somos nuevos en esto...  queremos hacer muchas cosas de golpe: Cortamos demasiada raíz, formamos desde el primer año, pinzamos, bajamos ramas... muchas operaciones para un árbol que se está recuperando y  terminamos por destrozar el bicho, que realmente según va pasando el tiempo vemos que no tenía tanto potencial como creíamos a primera instancia al habernos obcecado quizá más en el volumen y textura del tronco que en la forma…  Algo como esto:


Con esas pérdidas innecesarias de arboles que en principio agarraron, con esa selección de arboles basándonos solo en el calibre y edad y demás... lo que hemos aprendido es que las prisas no son buenas consejeras y que el futuro del árbol hay que visualizarlo antes de llevarlo a casa, llegando así a la última fase.


-Fase 5- Años de formación
Ya sabemos el tipo de árbol sobre el que queremos trabajar, en el que vemos e imaginamos  futura formación. Sabemos que un árbol recién recuperado necesita cuando menos un ciclo entero de reposo para establecerse, además de abonarlo bien para que aguante las futuros trabajos. Ya somos capaces de esperar al momento indicado para hacer las intervenciones pertinentes. En definitiva, estamos  preparados para formar un bonsái.
Quizá alguno opte ya por comprar algo ya de cierta calidad y formación avanzada para terminar de dar su toque personal.
Los años irán pasando y día a día veremos cómo nuestro árbol con aspecto añejo va cogiendo la forma que un día imaginamos en él. Veremos pacientes, cómo el propio desarrollo del árbol hará que tengamos que hacer pequeños cambios en esa formación… y año tras año veremos cómo se va desarrollando ese bonsái que muchos años atrás habíamos querido tener...


Además, en esta fase, nos encontraremos con gratos vestigios de las fases anteriores.
Esas semillas, que germinaron y  hemos tenido en un rincón dejando crecer, habrán ganado algo de calibre, con el que quizás podamos hacer una primera formación.
Tres cuartos de lo mismo con ese esqueje que por fin prendió.
Veremos cómo hemos sido capaces no solo de mantener con vida sino de mejorar el diseño de ese arbolito que compramos moribundo en aquel centro comercial.
Esos árboles de vivero habrán mejorado el nebari y  habremos conseguido mejorar el movimiento y conicidad a base de cambios de ápice.
Mientras tanto ahí estarán formándose las recuperaciones, sin ninguna prisa, pero sin retraso.
Si eres aficionado, es probable que te sientas identificado con esta evolución en la mentalidad. Si te inicias ahora. Es probable que tengas en cuenta los fallos de los demás. Eso es positivo y sin duda ayuda, sin embargo, está claro que antes de aprender a correr hay que aprender a gatear, así que es casi inevitable pasar por estas fases, que por otro lado nos sirven de enseñanza y experiencia para evitar errores en una formación avanzada de una gran pieza.

Sed buenos.


ITXE