sábado, 16 de junio de 2012

Inicio de enraizado sobre roca -seki-joju-


A decir verdad, no es el estilo que mas llama mi atención éste del enraizado sobre roca. Sin embargo en mi colección de bonsái, no tenía nada semejante, así que decidí empezar a formar uno desde un plantón de dos años que tenía por ahí muerto de risa.



-¿Plantón de dos años? ¿No es algo finito para enraizarlo sobre roca? -Se preguntará el amigo lector extrañado, hasta que procese bien lo que ha leído en el párrafo anterior y más extrañado aún y con algo de retintín haga la pregunta de:



-¿Colección de bonsái? ¿Tú?- acompañado de una risa picaresca…



Está bien, está bien… llamémosle “colección de palos, ramas y mondadientes”, ¡Pero es cierto que ninguno lo tengo sentado encima de un pedrolo!



En cuanto a si es joven un plantón de dos años para un enraizado, sí, es cierto, puede que sea joven. Joven y finito, pero no finito de que tenga fin, que espero que también lo tenga, siempre y cuando la acepción fin se atribuya a concluir su diseño y no a agotar su existencia, sino finito de fino, estrecho, escuálido, canijo. Pero no es menos cierto que por esa razón las raíces se agarrarán más creíblemente a la roca, es decir, pienso que agarrarán más a la piedra, armonizando perfectamente el conjunto, y tomando exactamente la forma del mineral en cuestión.



-Ya claro, ¿Y de cuántos lustros de trabajo estamos hablando?-preguntará el incrédulo lector.



No hay duda, serán muchos años, pero así es nuestra afición. Si quieres algo rápido mejor opción sería comprarse un Ferrari y quemar ruedas en el Circuito de Jerez con “la caló” masacrándote el cogote. En cualquier caso me he decido por un plantón de buergenairum, que tiene crecimientos bestiales anualmente, visto sea desde la óptica ajena, porque en mí no los he experimentado así, motivo que me empuja a pensar que algo estoy haciendo mal.



Ya el año pasado hice una primera intentona frustrada de enraizado sobre roca con un arce capillipes, aprovechando que el año anterior me germinaron un montón de ellos. El plantón al llegar julio, hizo lo mismo que mucha gente en la llamada “operación bikini”, que es llegar secos al verano. Éste también llegó secó, literalmente.



Lejos de desistir y empeñado por mi cabezonería genética, este año me he propuesto volver a intentarlo. El afortunado (o no) es este pequeño arce buergenarium que nació de semilla en 2009.



Su crecimiento, el primer año fue bastante lento, demasiado diría yo para este tipo de arce. Vaya usted a saber lo que le pasa, él es un recién nacido y yo, para él, un pediatra en prácticas. El caso es que llego así de retaco al otoño de 2010:





El año siguiente lo pasé a una maceta mayor y parece que creció algo más, pero lejos también de lo que estos arces nos tienen acostumbrados. imagen de otoño de 2011 Yo creo que algo se olía…




Y esta primavera, muy a su pesar, decidí enraizarlo sobre roca, esperando que adquiera ese vigor característico de esta variedad.



-¿Y que tipo de piedra has utilizado?-se preguntará ese ser extraterrestre, que tiene conexión a internet y está inútilmente aprendiendo la disciplina del bonsái porque en su planeta no hay vegetales, ni probablemente este tipo de piedra.



Pues bien, en este caso he utilizado piedra caliza. ¿Motivo? Comodidad. Es lo que más fácil tenía para encontrar, y a pesar de no ser de las más duras, he observado resultados muy buenos en varios de nuestros anónimos compañeros.



Esta es la piedra seleccionada. Nada del otro mundo, cosa que dará fe nuestro amigo marciano de antes, pero para el proyecto que tenemos en mente servirá.




¿Y esa combinación Arce buergenarium y piedra caliza es buena?



Lo cierto es que lo he visto en muchas exposiciones y todo apunta a que sí puede serlo. Sin embargo, parece que hay detractores, que se basan en, como hemos dicho anteriormente, que la piedra caliza puede partirse por no ser tan dura como otras, cosa que unida al vigor de la variedad de arce, que crea sistemas radiculares brutales, presionan aún mas esa roca con el correspondiente riesgo a partirse y desmoronar el conjunto.



Aún con esa incertidumbre, y en vista de resultados de otros compis, me inclino a utilizar ambos componentes.



Como podéis ver, la roca tenía las costras típicas de una piedra tirada en el fango bajo las duras inclemencias del tiempo.




 Ante tan antiestética imagen, me lie la manta a la cabeza, para secarme el pelo, pues acababa de salir de la ducha, y una vez vestido decidí darle un baño de salfumán como si de un suiseki se tratara.



No lo mantuve mucho tiempo baja la acción del ácido, evidentemente no pretendemos darle un acabado liso ni mucho menos, pero la mejoría en la limpieza era evidente. Como se puede ver en la foto anterior donde se muestra la roca completa





Limpia la piedra, procedo a adosarla el árbol.





¿Cómo se procede?



Buena pregunta lanzada también desde el espacio estelar. Tan buena que es lo mismo que yo me pregunto, amigo sideral. El objetivo es aprisionar las raíces contra la roca, que ésta se mantenga húmeda y de esta manera se vayan soldando a los poros de la piedra aferrándose a ella y formando parte de un conjunto armonizado y no un pegote.



Yo lo he hecho de la siguiente manera, que ignoro si esta bien o mal, pues aun está a prueba de resultados.



Primero solté el cepellón de la plantita.


En función de lo encontrado, evalué que recorrido de raíz marcar sobre la piedra.


A continuación humedezco la roca y se fijan las raíces del árbol.



-¿Y cómo puedo fijar las raíces del árbol a nuestra roca?-Pregunta extrañado nuestro amigo verde, de orejas de trompeta, antenas, y 9 largos brazos alrededor de todo su cuerpo... huy, no, 8 brazos… lo otro era… en fin... digamos que 9 extremidades.



Pues difícil gesta cuando no lo has hecho nunca, señor de los cosmos. Procedimientos existen muchos, hay quien utiliza un tipo de cola para adherirlo, hay quien utiliza medias, lo he visto con vendas, alambres, cuerdas, rafia, ¡incluso tornillos!



Yo he probado varios de ellos, y realmente me ha costado un ojo de la cara y parte del otro sujetarlo. Con tres cuartos de visión menos a causa de esa pérdida comprenderéis que mis trabajos tengan poca vista.



En mi caso, he considerado que lo importante es sujetarlo hasta el momento en el que se cubre con el sustrato. Una vez tapado, la misma tierra ejercerá la presión suficiente, como ocurre en la propia naturaleza. No se si es correcto o no. El tiempo nos dará la respuesta.



Tras probar con rafia y después de varias torsiones de alambre, conseguí sujetarlo, y reforzarlo posteriormente con unos aros cortados de medias. Posteriormente lo introduje en una maceta a la que previamente se rellenó el fondo con arena de río para que hiciera las veces de drenaje.



Antes de cubrir el resto de la maceta, forré piedra y raíces con una capa de fibra de coco con la idea de que mantenga humedad y prolifere la creación de raíces. Hecho esto terminé de rellenar el sustrato con una mezcla de arena de río, perlita y akadama a partes iguales.





El proceso se ve en este pequeño video.




Y el resultado al que llegué fue éste



Pero no contento con ver que la punta de la piedra asomaba en la superficie decidí subir algo más la capa de sustrato siendo este el verdadero resultado final.



No había pasado una semana cuando la planta comenzó a hinchar yemas y abrir las hojas,




 todo parecía ir bien, hasta que…



¡¡NOOO!! ¡¿Frío a estas alturas?!



Esta primavera de 2012 empezó suave, haciendo brotar bien a nuestros árboles. Pero al poco, hemos tenido 2 semanas seguidas de frío y lluvia que nos han parado los árboles por completo… bueno esta bien, no generalizo, pero a mi personalmente me ha ocurrido así. Esto sumado a que por alguna razón, en su actual ubicación, por lo general los buergerianum me brotan con fuerza mas bien tarde, detrás incluso que el campestre o el montpellier, hicieron que, los brotes se volvieron negros y no llegaran a coger fuerza aquellos que se mantuvieron verdes. Creía que lo perdía. Corta vida la de este arce. Amen.



Vale, sí, lo reconozco, quizá no todo fuera cosa del tiempo. Una limpieza con salfumán a una roca en la que pretendes enraizar un árbol al día siguiente no es lo más acertado. Quedan restos químicos por mucho que le des baños de limpieza posteriores. Así que es otra posibilidad que barajo para deducir el motivo de mi problema.



Afortunadamente, parece que en abril levantó cabeza como si estuviera buscando a nuestro reciente amigo cósmico y con la ayuda de alguno de los puntos de brotación que no llegó a secar a logrado seguir adelante, encontrándose ahora mismo de esta manera







Parece que se va recuperando del susto, pero a juzgar por las pocas hojas, y el castigo de principios de primavera, la producción de raíces de este año va a ser  muy escasa.



Seguiremos su evolución, ahora que hemos despertado el interés del espacio estelar, esperando, que no por ello, el pobre arbolito tenga que ver las estrellas a causa de pasarme el día en la luna.





Sed estelarmente buenos.







ITXE

viernes, 1 de junio de 2012

Historia del Quercus Ilex -Parte2-


Capítulo anterior




¡Albricias y jolgorio!

Por fin la encina brota en su debido momento. Al final, ha sido en abril, igual que sus hermanas silvestres, mostrando así, síntomas de recuperación y establecimiento.

Queda constatado que ante la falta de psicólogos para vegetales, en situaciones de estrés, las plantas reaccionan debilitándose, y esto es lo que nos ha pasado con este árbol.

El primer año, fue rescatado de entre los escombros de una obra sin apenas raíz. Pese a ser un momento del año óptimo para recuperaciones, hay que tener presente que estuvo al aire no se sabe cuanto y se cortó el tocón. El trauma para el árbol fue casi tan extremo, como el disgusto que se llevo al ver acercarse aquella retroexcavadora con ese fuerte taca-taca-taca del ruido del motor y una masa de humo negro propia de alquimias, magos y brujería, y se tradujo en una brotación tardía.

El año siguiente, en aras de dar una primera pincelada orientada hacia su diseño, se cortaron las ramas que sobraban, salvo las más bajas, conservadas con la intención de contribuir a la generación de raíces, y las que se mantuvieron para el futuro proyecto, se alambraron para bajarlas. Esto, sumado a que hubo que hacer un “semi” trasplante de urgencia por un desafortunado accidente con su maceta anterior, debilitaron nuevamente la planta y respondió igualmente retrasando la brotación hasta el verano. Con semejante meneo, no me extrañaría que el árbol piense que era yo quien conducía la excavadora aquel fatídico día del desahucio.



-Huy, ¿Y cuándo fue ese trasplante y por qué no lo habías comentado?-que se preguntará el amigo lector.

Sencillamente se me olvidó mencionarlo en la entrada anterior, pero en las fotos se aprecia ese cambio de maceta. Fue a finales de 2010.



-¿Y a que se debió ese cambio?- que se preguntará el mas cotilla.

Es una larga historia que se resume con tres palabras: Reformas, martillo, maceta.


-¿Y por qué dices “semi” trasplante?-que preguntará el que no sabe que ya se ha pasado el turno de preguntas.

Porque realmente no desmoroné el sustrato que se quedo en las raíces (o en el lugar donde debería haberlas) y me apresuré a meterlo en la nueva maceta.




Sin embargo, en el año 2011, aunque haya brotado tarde, el árbol ha crecido a su aire. Se le ha abonado bien, recibiendo grandes banquetes, aliñados en ocasiones con ricos enraizantes, teniendo presente también su bienestar sanitario, recibiendo sus periódicas revisiones y vacunas antivirus y otros bichejos. Finalmente en invierno, se ha limitado a posicionar ramas sin alambrarlas ni darlas grandes torsiones, mostrándole el cariño no habido hasta el momento entre los dos, salvo en las puntas de las ramas, orientadas hacia la vertical de manera que ganen fuerza para su futura brotación.

Aparentemente, el quercus empieza a cambiar su imagen para conmigo. Los roces presumiblemente casuales entre sus ramas y mis brazos que hasta entonces me producían pequeñas heridas o raspaduras, se han convertido ahora en amigables caricias y cosquilleos. Y por fin ha pasado de verme como el excavadorista que arrasó el poblado quercus a tenerme por el socorrista que le rescató de entre los escombros de lo que fue, para los jabalíes mas ancianos del lugar, el principio del fin del mundo, llevado a cabo, según la leyenda jabalí, por el monstruo del gran brazo amarillo, enviado por los dioses omniscentes y todopoderosos, de traje, corbata, maletín y puro en boca,  enojados por algún asunto, dice la fábula, del estallido de una gran bola de dimensiones del big bang, a la que llamaron, segun esa leyenda: burbuja inmobiliaria.

El caso es que con este aporte de cariño, buena alimentación, buena salud y libre crecimiento, el árbol ha recobrado  fuerzas para volver a su ciclo normal de crecimiento borrando de su memoria las trajedias de su oscuro pasado.


Y así, entró a principios de abril hinchando yemas







Para a los 15 días comenzar a estirar los brotes enérgicamente.





Y entrar en mayo con la brotación avanzada pero llamativa con ese color verde claro de unas hojas aun suaves y tiernas.







Y por ahora, como ya dijimos, el árbol seguirá desmelenándose con la idea de que engorde ramas y eche raíces, al fin y al cabo, si Sansón perdió su fuerza con un corte de pelo, ¿No creéis que aquí pasaría lo mismo?

Todos sabemos la importancia de un buen cepellón así que de momento lejos de Dalila, digo... de la podadora. Además, en los quercus, existe la pega de que su crecimiento radial es relativamente lento. Tanto como yo escribiendo entradas en el blog, que la última fue… uff… ni me acuerdo… ¿Hace 21 días ya? ¡Como pasa el tiempo!





Sed buenos... todo el tiempo.







ITXE