viernes, 21 de diciembre de 2012

Hisitoria del espino -Crataegus Monogina- PARTE 2


Capítulo anterior


Daba por hecho que no iba a escribir mas entradas, a juzgar por la profecía maya que decía que el 21 de diciembre de 2012 llegaba el fin del mundo, pero en vista de que todo sigue igual, agarremos el teclado y continuemos esta historia.


En la anterior entrada dedicada al espino, creo recordar que terminaba comentando mi intención de indagar sobre mi árbol genealógico.  El proceso de este estudio no cabe duda que es largo y sobre todo lento, pero ya tengo novedades. Me enterado que mi árbol genealógico se remonta muchos, muchos muchísimos años atrás, y…  y de momento estoy bloqueado en esa parte de la investigación.. quizá en futuras entradas haya avanzado algo más…

El que no ha parecido bloquearse ha sido el espino.

Ya en primavera os narraba la cantidad de ramas que le brotaban y la fuerza con la que salían, con una asombrosa tendencia hacia la perpendicular adquiriendo la apariencia de los pelos de colores de la cabeza de Curro.





-¡¿Que Curro, tarao?! – que pensaran los lectores mas jóvenes que, o no vivieron, o no recuerdan el 92.

Me refiero a la mascota de la expo de Sevilla, que tenia 5 pelos punkis de colores.



Ains que tiempos  aquellos… probablemente si hubiera que volver a poner nombre a una mascota y que vaya acorde con nuestra situación actual, habría que cambiar el tiempo verbal al nombre. Si amigos, probablemente pasaría de llamarse Curro a llamarse Curraba. Y lo característico del muñeco no sería el pico y la cresta, sino una huella de zapato en el trasero de la mascota, de la marca RF (Reforma Laboral)

En cualquier caso, ese pelo de la movida Punk, no le pega mucho a nuestro arbolito…efectivamente, amigo lector, a Curro tampoco le pegaba, pero yo he venido aquí a hablar de mi libro.. digo… de mi árbol… de modo que no me quedó más remedio que bajarle un poco las ramas…

No me compliqué mucho la vida y no lo hice como el Señor Brando, de nombre Alam… Vamos, que no lo hice AlamBrando, sino que me dedique a clavar alfileres en el agrietado tronco y anudándolos con trozos de rafia los sujeté a las ramas para que hicieran la función de tensores…





El proceso lleva su tiempo, pero a cámara rápida parece que tardas lo mismo que en tomarte un café que se te está quedado frío.




Sin embargo, Las ramas no paraban de crecer, y eso me sirvió para entender aquellas fórmulas de física del cole, en las que aplicábamos una letra con un valor de aceleración fijo de 9.8. Si amigos:


¡¡¡¡He encontado el punto “g”!!!!



¿Cómo? ¡¡¡¡Hala!!!! Noooo, no, que no va por ahí.. ains que mal pensados sois todos…. El punto “g” de las fórmulas de física, no del físico, vamos la “gravedad” en aquellas fórmulas, recordad: newton, manzana…

En efecto. La gravedad comenzó a hacer acto de presencia y tuve que tomar cartas en el asunto. Si antes la rafia hacia de tensor para bajar las ramas, ahora harían exactamente lo contrario las sujetarían para que no lleguen a caer hasta el suelo.



Y de esta manera, fueron pasando los meses hasta plantarnos en otoño, momento que esperaba impaciente  para ver al árbol vestido de gala, con un traje amarillo limón que resaltara su nueva copa.

Nada mas lejos de la realidad. Las hojas fueron cayendo sin apenas cambio de color y de una  forma irregular-será por que llega el fin del mundo- pensaba.

Fuera como fuere, entró en el invierno en pelota picada, y con las ramas empezando a lignificar. 
 




Siguiente trabajo: selección de ramas, poda general y ando dudando aun si trasplantarlo o no. En principio no era mi idea, pero esta plantado en un sustrato reciclado y me da mala espina, y siendo precisamente el colmo de un espino dar mala espina,  quizá sea una buena opción trasplantarlo sin toquetear las raices. No sé, es todo tan raro… el sustrato era suficientemente bueno para aguantar hasta el fin de los siglos, pero se suponía que el fin de los siglos era hoy, y parece que la cosa aguanta… Aún tengo tiempo para pensarlo, poco, todo sea dicho, que el crataegus es de los primeros en brotar!

Lo que está claro es que se me da mejor convivir con el espino que indagar sobre mis ancestros… ¡Si es que, hay tanta gente en el mundo que cualquiera puede ser familia! no sé, quizá el señor que mencionamos antes Alam Brado sea algún pariente lejano.. pero muy lejano en vista de lo mal que se me da ese proceso…

Sed buenos, por lo menos hasta el próximo fin del mundo.


ITXE

miércoles, 5 de diciembre de 2012

Historia del Fagus Sylvática -Parte 2-


Hará ya un par de meses que no escribía ninguna entrada de blog, es cierto…

-Vaya, le volvió a dar por escribir-pensará alguno de los lectores, mientras le da al icono de la X de cerrar, para inmediatamente volver a entrar en la página picado por la curiosidad de lo que viene expuesto a continuación…

¿Motivos? Personales sin trascendencia por un lado, y arbolísticamente hablando, alguna que otra decepción.  Para muestra una tecla.

-¿Tecla?-
-Perdón, quería decir botón …

Empecemos con el desarrollo de lo que la entrada en sí concierne  y dejemos de lado prólogos y excusas aburridas, que no hacen sino alargar y aburrir la entrada.


Capítulo anterior



Aaaaaaaaaaaargo se mueren erarmaaaayyyyy cuandún amigooo se vaaaaaaaa… digo... arbolitooo se vaaaaa…

Tocotó, torocotocotó tocotó, torocotocotó tocotó.


Si  amigos, pasó lo que tenía que pasar, y si pasa...

¡Efectivamente! Si pasa, se le saluda, así que:

-¡Hola, que tal!
-Bien ¿y usted?
-Pero tutéeme, hombre..
-¿Que le twitee?
-Bueno, eso también. Como cambian los tiempos, oiga, digo..oye… que cuando antes hablábamos de tutear ahora se habla de twitear…
-Ya le digo, digo.. te digo, y antes escribíamos diarios privados y ahora escribimos blogs públicos contando nuestras vivencias... bueno, todos menos tu, que te desvías del tema cosa fina...
-Uy, perdón, continuo…


Si recordáis, que raro sería así que os lo recuerdo yo, el acodo tuvo sus complicaciones, y el avance de las obras precipitaron su extracción. Así que el pobre haya no agarró.


-Uy, que bien resumido te ha quedado esta vez...-comentará gozoso ese lector que al comienzo del texto se entristecía al verme volver a coger la pluma, vamos, el teclado.
-Espérate hombre, que ahora toca desarrollar el tema.
-¡Pues que te lea otro!- contestará mientras cierra nuevamente la ventana para volverla a abrir otra vez picado por la curiosidad de lo que sigue..
-Mira, te digo una cosa… en lugar de andar cerrando y abriendo ventanas, es mejor que lo leas de un tirón y cierras rápidamente sin que nadie se entere de que has estado perdiendo el tiempo con este blog…. ¡Que sino te vas a perder por donde ibas y te va a costar más terminarlo!

A ver por donde iba yo… ah, sí…

Y el caso es que comenzó por buen camino, brotando con fuerza de las pocas yemas que tenía y extendiendo  bien las hojas.




Daba la impresión de que el árbol había agarrado. Pero nada más lejos de la realidad.

Llegado el verano, empezó a quemar las hojas. ¡Que curioso teniéndolo resguardado del sol! claro signo de árbol seco. Hasta llegar a este estado a mediados de agosto.




Momento en el que dijo aquello de: “Que me acoja Santo Tomás, que yo ya no vivo más”. Al ir de santos la cosa, yo me acordé de aquel Mártir llamado San Angulo, y con ese dato, supongo que no hace falta que os diga a donde mandé el árbol…


Me ocurrió lo que en muchas ocasiones se ha comentado ya. En primavera el árbol responde brotando de reservas ofreciendo una imagen saludable, pero una vez fundidas esas reservas, el decaimiento del árbol es imparable y a ritmo acelerado. No en vano, se puede comprobar que no emitió raíces y mantenía las mismas que sacó del acodo del año pasado, eso si, secas.



Saqué de la maceta el tronco seco y lo serré por la mitad para deshacerme de él. Y cual fue mi sorpresa al encontrarme una cantera abandonada de una vieja mina en la que no quedaba ninguno de los operarios.



Efectivamente. En algún momento de su vida, el haya necesitó ayuda psicológica, pues algo le carcomía por dentro. No se, tiene pinta de que algún coleóptero aburrido dedicó su vida a fabricar una galería de unos 25 cm de largo. Espero que el objetivo de semejante boquete no fuera el de escapar del tronco del árbol, porque sino.. ¡cuidado que trabajó en vano escarbando en sentido vertical! Benditas brújulas.

En cualquier caso, fue el final de este árbol tras casi un año de agonía. Espero en un futuro no muy lejano volver a hacerme con un haya, árbol característico de la zona en la que yo vivo, y probablemente mi especie favorita. ¿Será por la magia que han transmitido siempre sus paisajes? ¿Quizá por sus colores otoñales? ¿o por ser una especie muy utilizada en decorados de los cuentos de mi niñez?

Sea por el motivo que sea, lo que está claro es que, ahora sí, nuestro lector que cerró dos veces el blog para volver a entrar en él, ya puede pinchar a la X sin la necesidad de ver que pone debajo. Este es el final de la entrada.

Sed buenos, haya (del verbo haber) o no haya (del verbo haber) haya (fagus sylvática).


ITXE